Introducción

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Y+Y+Y

arte y ciencias de la complejidad

 

Desde hace ya bastantes décadas (casi podríamos decir desde los años 20 del siglo pasado) las llamadas ciencias de la complejidad han venido haciéndose un hueco importante en muy diversas disciplinas científicas. La cibernética, la física cuántica, la ecología, las matemáticas, las ciencias cognitivas, la ingeniería, la biología molecular, la psicología, la geología, las ciencias de la información y la comunicación, la sociología y muchos otros ámbitos del conocimiento han comenzado a incorporar diversas teorías para producir cambios importantes en sus maneras de comprender el mundo. Fenómenos como la autoorganización, la emergencia, la fractalidad, las redes, la inteligencia colectiva, las estructuras disipativas, las jerarquías enredadas, etc. y las teorías que intentan descifrarlos vienen a ofrecer nuevas herramientas a la ciencia y a la epistemología en lo que algunos ya presentan como un cambio de paradigma en términos kuhnianos.

 

El arte, a pesar de algunas apariencias y del empeño de algunos “puristas”, siempre ha constituido un lugar de contaminación y, desde luego, nunca ha sido ajeno al conocimiento científico y técnico. No obstante, la especificidad del arte debe ser mantenida, y no por una cuestión de creencias (en su “autonomía”) sino porque supone un modo de acercamiento a la realidad que le permite incorporar cualquier tipo de conocimiento o experiencia sin que eso tenga necesariamente que acabar en una perturbación irreversible, mortal, de sus peculiares quehaceres. Las prácticas artísticas tienen una capacidad de encaje de perturbaciones parecida a la de los fenómenos vitales más complejos; es decir, puede asumir la entrada de variables procedentes del contexto sin que esto haya de suponer la extinción de su especificidad, sólo debe aumentar su capacidad de absorción y reorganización. El arte es un sistema abierto y, como la ciencia, también considera la pregunta ¿qué pasaría si…? Es sólo que, la especificidad de sus metodologías da lugar a experiencias distintas. Por esto, las posibilidades de comprensión que abren las ciencias de la complejidad, de momento, son imponderables para el futuro del arte pero éste parece atisbarse en relación cercana a esas posibilidades.

 

Sin embargo, y a pesar de que lo anterior se ofrece como una realidad en progresiva extensión y una especie de importación de teorías y herramientas conceptuales y técnicas, también podemos considerar que algunas de las propuestas artísticas más importantes de los siglos XX  y XXI (desde el arte generativo al surrealismo, desde el arte cibernético al relacional, desde los proyectos políticos interactivos a ciertos tipos de instalaciones, desde el net art a los proyectos de vida artificial, etc.) ya comenzaban a sugerir algunas de las tesis incorporadas por las teorías científicas y los procesos tecnológicos más avanzados en la actualidad y a producir metodologías equiparables.  

 

Por su parte, las nuevas filosofías (todo aquello que ha sido denominado postestructuralismo o filosofía de la diferencia o pensamiento rizomático etc. y una nueva epistemología que bebe de diferentes fuentes, entre ellas la de las ciencias cognitivas o las filosofías del lenguaje), también parecen haber hecho sus deberes en este sentido. Estas nuevas maneras filosóficas han surgido como un modo de lectura crítica de la imagen que la filosofía clásica se había dado a sí misma. La filosofía también hace tiempo que comenzó su propia revolución hacia formas de comprensión, interpretación y acción que poco tienen que ver con los aspectos más lineales de su propio pasado.

 

De este modo, arte, ciencia y pensamiento comienzan de nuevo a reunirse en un entramado de relaciones complejas que pretende dar cuenta del mundo progresivamente complejo que nos toca vivir. La manoseada postmodernidad artística, filosófica y científica, a pesar de las malas interpretaciones y malos usos que ha propiciado, es una respuesta a los modelos de conocimiento establecidos por la modernidad (especialmente a sus versiones más monolíticas). Si bien algunos hablan de la postmodernidad como una especie de revisión crítica de la modernidad (de sus prácticas disciplinares y plenamente instrumentales), también podemos ver en ella una multiplicidad de puertas hacia un futuro de complejidad creciente que necesita la producción de nuevos modos de conocimiento.

 

Una vez que hemos empezado a tratarnos con el azar, y lo hemos dejado entrar en nuestras vidas como aliado, hemos empezado a trabajar con él para comprender fenómenos que antes parecían inextricables. El mundo es ahora (ahora lo sabemos) mucho más múltiple, incierto y azaroso de lo que hasta hace muy poco pretendíamos que fuese. Nuestras versiones del mundo se multiplican en una cartografía cada vez más difícil de articular, pero estas dificultades resultan más apasionantes que las versiones unitarias que antes nos habíamos dado. Los riesgos de disolución en el “todo vale” existen, los riesgos de confusión generalizada aterran a nuestras mentes acomodaticias, los riesgos de manipulación interesada que se sustentan en el capitalismo flexible y mediático empezaron hace tiempo a manifestarse, pero el pensamiento artístico y científico nunca ha dado marcha atrás cuando se enfrentaron a retos en principio insuperables.

 

En ARTELEKU durante una semana de talleres y conferencias vamos a tratarnos críticamente con estos asuntos. Artistas, epistemólogos y científicos de diversas disciplinas tendrán la oportunidad de explicar las tareas en que se encuentran inmersos y los problemas que encuentran en la comprensión del mundo -a través de obras o en el estudio y la elaboración de teorías que tratan de eludir las versiones y las visiones simplificadas que nos hemos venido dando hasta ahora-.

DEBATES

-¿existen realmente, y absolutamente, sistemas autoorganizados?

-¿existe la inteligencia colectiva?

-¿qué posibilidades reales se aprecian en el horizonte para una vida artificial? ¿y para una inteligencia artificial?

-¿son la ecología y la biología molecular las ciencias paradigmáticas de la complejidad?

-¿qué dice la filosofía de las ciencias de la complejidad? ¿suponen éstas un nuevo paradigma epistemológico?

-¿en qué medida las ciencias de la complejidad facilitan los nuevos modos de hipercontrol e hipergobierno de las sociedades?

-¿qué consecuencias políticas pueden derivarse de las teorías de la complejidad?

-¿se nos presenta, por fin, un futuro post-humanista? ¿en qué ha de consistir?

-¿qué consecuencias éticas se derivan de la comprensión de los fenómenos complejos? ¿y de la aplicación de conceptos como el de autoorganización y emergencia?

-¿qué aportan las ciencias de la complejidad a la configuración de los procesos interdisciplinares?

-¿es posible de nuevo la reunión de arte, ciencia y filosofía bajo el paradigma de complejidad?

-¿cabe una cierta “especialización” en complejidad? ¿en qué habría de consistir?

-¿cómo afectan los conocimientos llegados desde las ciencias de la complejidad al desarrollo de las producciones artísticas? ¿se trata sólo de “un movimiento más” o impregnará a todas las producciones en el sentido de un nuevo zeitgeist? ¿está ocurriendo ya?

-¿ha constituido el arte siempre un modelo de complejidad? ¿y sus obras?

-¿son las nuevas tecnologías computacionales constitutivas del nuevo acercamiento entre arte y ciencia?

-¿son las nuevas tecnologías el único modo de acercamiento del arte a los fenómenos y teorías de la complejidad? ¿caben otras posibilidades?

-¿es la programación el futuro del artista?

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